En la Calle Cuchillería, aún se mece en el sueño de sus recuerdos la llamada Casa del Cordón, sin duda, uno de los palacios más hermosos de Vitoria.
Curiosamente, a diferencia de otras mansiones de la ciudad, ésta no se conoce por el nombre de la familia que la mandó levantar, sino por grueso cordón franciscano que adorna el arco ojival a la derecha de su fachada. Y no es que sus constructores evitaran hacer pública ostentación de poderío: los Sánchez de Bilbao, dueños del palacio, colocaron su escudo junto al de los Reyes Católicos presidiendo la fachada, precisamente en señal de su alto estatus.
Ahora bien, a pesar de su fama, este linaje de médicos y comerciantes de lana guardaba un terrible secreto: eran de origen judío. Un verdadero problema en aquél entonces -hablamos de finales del siglo XV-, pues la intolerancia religiosa estaba llegando a extremos insospechados, y ni siquiera aquellos que se habían convertido al cristianismo quedaban libres del recelo de los llamados “cristianos viejos”.